SAQUEO ESPAÑOL DEL ORO ANDINO
EL BOTIN DE ORO DE PIZARRO[1]
De la captura del Inca, en medio de su corte enjoyada en lo alto de su litera impasible, cargada por los estoicos Lucanas, arranca el rio de oro alucinante que lleva el nombre del Peru a los confines del mundo occidental. Y no fue mentira el relato fabuloso de los cronistas, ni de los humanistas europeos o los comerciantes genoveses o venecianos que en Sevilla vieron el desfile del fantastico botin y lo divulgaron por Europa con cifras de envidia. Aquel dia, en aquel rincon andino del Peru, la historia del mundo habia dado un salto o un viraje: el oro americano, principalmente el del Peru, iba a transformar la economia europea, porque al aumentar el circulante y producir la repentina alza de los precios, iba a surgir el auge incontrolado del dinero y del capitalismo.
Jerez y Pedro Sancho, secretarios de Pizarro, describieron en sus cronicas –que se tradujeron y adaptaron en publicaciones europeas– el botin obtenido por Pizarro en Cajamarca y el Cuzco. El primer botin de la cabalgata sudorosa y jadeante, que recorre
el campo de Cajamarca y saquea el campamento del Inca, es de 80 mil pesos de oro y siete mil marcos de plata y 14 esmeraldas . "El oro y plata se hubo –dice, maravillado, el escribano Xerez, Secretario de Pizarro, informando oficialmente al Rey– en piezas monstruosas y platos grandes y pequeños y cantaros y ollas y braceros y copones grandes y otras piezas diversas". Atabalipa –el Inca preso– dijo a los españoles que todo
esto y mucho mas que se llevaron los indios fugitivos "era vajilla de su servicio".
El Inca, astuto y sutil, en quien los españoles se espantarian "de ver en hombre barbaro tanta prudencia", comprendio que el oro, buscado ansiosamente por la soldadesca era el precio y el talisman de su vida e hizo espectacularmente, el ofrecimiento fabuloso que lleno de asombro a su siglo y a la historia: llenar la sala de su prision, de 22 pies de largo por 17 de ancho, de cantaros, ollas, tejuelos y otras piezas de oro y dos veces la misma extension de plata, hasta la altura de "estado y medio". Del Cuzco, de donde debia, traerse el oro a Cajamarca habia, por lo menos, cuarenta dias de ida y vuelta, con los que el Inca habia ganado una prorroga efectiva de su vida, plazo dentro del que sus generales de Quito y del Cuzco podrian reaccionar y aplastar a aquella cohorte andrajosa de jinetes que, para custodiar al Inca y el precario botin del dia de su captura, tenian que velar todas las noches, con armaduras y sobre el caballo, en atisbo de la emboscada india.
El resplandor del oro alumbra, al par que los hachones nocturnos, a los actores de ambos bandos de aquella dramatica pugna y zozobra. Por los caminos incaicos empiezan a llegar las acemilas humanas cargadas de oro y plata. Cada dia llegan cargas de treinta, cuarenta y cincuenta mil pesos de oro y algunos de sesenta mil. Los tres comisionados de Pizarro que llegan al Cuzco, ordenan deschapar las paredes del Templo del Sol y los palacios incaicos de sus laminas de oro. Y parten para Cajamarca la primera vez 600 planchas de oro de 3 a 4 palmos de largo, en doscientas cargas que pesaron ciento treinta quintales y, luego, llegaron sesenta cargas de oro mas bajo, que no se recibio por ser de 7 u 8 quilates el peso. Mas tarde llego todo el oro recogido por Hernando en la "mezquita" de Pachacamac.
EL RESCATE DE ORO DE ATAHUALPA
La mayor parte del oro fue fundido por los indios, "grandes plateros y fundidores que fundian con nueve forjas". El incentivo tragico del oro dividia ya, no solo a indios y españoles, sino a estos mismos, porque los soldados de Almagro, llegados despues de la captura del Inca, no tenian derecho al enorme y resplandeciente botin que ingresaba todos los dias a Cajamarca y que ellos ayudaban a custodiar. Hubo que apresurar el reparto, sin que la estancia aladinesca estuviera totalmente llena, porque Almagro y sus soldados y otros cuervos adiestrados y ansiosos de partir, exigian se terminase de una vez la comedia del rescate para que el oro fuera de todos. Para interrumpir la tragica espera no habia solucion mas llana y segura, segun los almagristas, que la muerte del Inca. Para impedir la contienda y la explosion de la codicia de los doscientos advenedizos de Almagro hubo, a la vez, que eliminar al Inca y cerrar la cuenta del botin de su prision. Muerto el Inca, el oro era ya no unicamente de sus captores, sino de todos. El oro habia sido el can Cerbero de su vida y a la postre fue su talon de Aquiles.
EL REPARTO DEL BOTIN
En el fabuloso botin del Inca en Cajamarca llaman la atencion la extraordinaria suma de oro recogida y la calidad artistica del oro pulido y exornado. La cantidad recogida fue, segun el acta oficial del reparto, 1´326,539 pesos de buen oro, cada peso de cuatrocientos cincuenta maravedis . De estos se saco para el Rey el quinto, ascendiente a 264,859 pesos y 2,245 por los derechos de fundicion. Para "la compañia" de soldados quedaron liquidos, 1´059,435 pesos.
A Pizarro, que tenia compañia universal de sus bienes con Almagro, le toco 57,220 pesos de oro y 2,350 marcos de plata. A Hernando Pizarro, 31,080 de oro y 1,267 de plata; a Hernando de Soto, 17,740 de oro y 724 de plata; a Juan Pizarro 11,100 de oro y 407,2 de plata; a Pedro de Candia, 9,909 de oro y 407,2 de plata. A los capitanes inmediatos les correspondio alrededor de 9 mil pesos de oro.
A los cronistas soldados Cristobal de Mena, Miguel de Estete y Francisco de Xerez, les tocaron sumas iguales: 8,800 pesos de oro y 362 marcos de plata. A los 48 restantes hombres de a caballo, les entregaron entre 9 mil y 8 mil pesos de oro y 362 marcos de
plata. Los de infanteria recibieron un promedio de 4,500 a 2,200 pesos de oro y 180 a 90 marcos de plata. Aun la cuota otorgada al ultimo peon era fortuna apreciable, porque con lo ganado por un hombre de a caballo, como Juan Ruiz de Albuquerque, pudo este regresar a España para ayudar al Rey con sus donativos, fincar 600 ducados de renta en juros perpetuos en Jerez en Sevilla, gastar tren de escuderos y esclavos negros, fundar mayorazgos y dedicarse a la monteria de perros y volateria de azores en su pueblo natal y en su casa solar con un escudo de piedra en el frontis.
Otros volvian "de ciudadanos labradores, de pobres, hechos señores" y, como Rodrigo Orgoñez, mandaban fundar capellanias y entierros en San Juan de los Reyes en Toledo; o como Pedro Sancho se casaban con damas de la aristocracia, o como Francisco de Xerez, era elogiado en coplas porque "tiene en limosnas gastados / mil y quinientos ducados / sin los mas que da escondido".
Es posible que la suma de oro reunida fuese mayor que la que da el acta oficial del reparto. Sumando la plata al oro lo recogido en Cajamarca fue, segun Leon Pinelo, 3,130,485 pesos. Pero, dada la abundancia de metal, los repartidores veedores tuvieron mano larga para el peso y el "oro de catorce quilates lo ponian a siete y lo de veinte a catorce". No todo el oro fue registrado y mucho se evadio de la cuenta.
En el hartazgo de oro de Cajamarca nadie reparaba en peso de mas y de menos, y "era tenido en tan poco el oro y la plata asi de los españoles como de los indios", que algunos conquistadores ambulaban por las calles de Cajamarca con un indio cargado de oro, buscando a sus acreedores para pagarles, y entregaban por cualquier cosa un pedazo de oro en bulto, sin pesar. Otros, pordioseros de la vispera, jugaban en una apuesta a los bolos o en una carta del naipe, miles de ducados. Los precios subieron fantasticamente: por un caballo se pagaba de 2 mil a 3 mil pesos, 40 pesos por un par de borceguies, 100 pesos por una capa y 10 pesos de oro una mano de papel.
EL ORO PERULERO EN SEVILLA
La cronica de Xerez explica, con su fria parsimonia y exactitud notarial, los objetos mas notables del botin de Cajamarca que se salvaron de la fundicion. Dice el cronista que, "aparte de los cantaros grandes y ollas de dos y tres arrobas, fueron enviados al Rey, una fuente de oro grande con sus caños corriendo agua"; otra fuente donde hay muchas aves hechas de diversas maneras y hombres sacando agua de la fuente, todo hecho de oro; llamas con sus pastores de tamaño natural de oro; un aguila o condor de plata, "que cabia en su cuerpo dos cantaros de agua"; ollas de plata y de oro en las que cabia una vaca despedazada; un idolo del tamaño de un niño de cuatro años, de oro macizo; dos tambores de oro, y "dos costales de oro, que cabra en cada uno dos hanegas de trigo".
Pedro Sancho habla de que se fundieron "piezas pequeñas y muy finas", que se contaron mas de 500 planchas de oro del templo del Cuzco, que pesaban desde cuatro y cinco libras hasta diez y doce libras y que entre las joyas habia "una fuente de oro toda muy sutilmente labrada que era muy de ver, asi por el artificio de su trabajo como por la finura con que era hecha, y un asiento de oro muy fino –la tiana del Inca o del sol– labrado en figura de escabel que peso diez y ocho mil pesos".
La hiperbole aparente de los cronistas se halla, esta vez, respaldada por los documentos fehacientes que obran en el Archivo de Indias. Toda la ciudad de Sevilla presencio la descarga del tesoro de los Incas cuando se llevaron de la nao Santa Maria del Campo a la Casa de Contratacion las vasijas y grandes cantaros del Templo del Sol a lomo de mulas y el resto en cajas conducidas por lentas carretas de bueyes, en veintisiete cargas. Pero los funcionarios del Consejo de Indias tomaron inventario minucioso de todo el oro y la plata llegados del Peru, el que coincide absolutamente con la relacion sumaria y asombrada de los cronistas.
De la relacion del oro y plata tomada en Sevilla, en el mes de febrero de 1534, por Luis Fernandez Alfaro, tesorero de la Casa de Contratacion, y publicada por Jose Toribio Medina, aparece, en la lista del oro del Peru, llevado por Hernando Pizarro, lo siguiente: 38 tinajas de oro de un peso medio de 60 a 25 libras ; una figura de medio cuerpo de indio, metida en un retablico de plata y oro; dos atabales de oro; dos fuentes que pesaron 17 libras ; un idolo a manera de hombre, que peso 11 libras ; y en otro inventario una de las cañas de maiz de oro con tres hojas o mazorcas de oro, descritas por Xerez y por Garcilaso; una figura de indio, de veinte quilates; una alcarraza de oro de 27 libras y un atabal de oro de 21 quilates y peso de cuatro marcos. En el inventario de la plata aparece, poco mas o menos, el mismo arte orfebreril en 12 figuras de mujer, pequeñas y
grandes, que pesaron 937 marcos, un "carnero y cordero de plata" –lease llamas–, que pesaron 347 marcos; y una tinaja con dos asas y una cabeza de perro y su pico, de libras. Mujeres de oro, un hombre enano, de oro, con su bonete y una corona y 3 carneros de oro, aparecen en otro envio al Rey, entregado por Diego de Fuentemayor, en 1538. En el Peru, la historia supera en asombros a la leyenda.
EL BOTIN DEL CUZCO
El cronista Agustin de Zarate dice que en el Cuzco se hallo tanto como en Caxamalca. Gomara dice "que fue mas, aunque como se repartio entre mas gente no parecio tanto". Pero Garcilaso afirma que en el Cuzco "ovo mas". De las publicaciones hechas por el historiador peruano don Rafael Loredo sobre el acta inedita del reparto del Cuzco, se deduce que el botin de esta ciudad ascendio a 588,226 pesos de oro de 450 maravedis, y a 164,558 marcos de plata buena a 2,110 maravedis y 63,752 marcos de plata mala a 1,125 maravedis, lo cual da un total de 793,140,080. En Cajamarca, segun el mismo documento, se obtuvo 1’326’539 pesos de oro de 450 maravedis y 51’610 marcos de plata a su verdadera ley de 1’958 maravedis, lo que da un total de 697’994 930. Esto confiere, evidentemente, una ligera ventaja, en las cifras oficiales, al tesoro del Cuzco sobre el de Cajamarca, aunque bien sabemos que en esta villa mucho no fue quintado ni fundido y hubo multiples evasiones. Unicamente el escaño de Pizarro –que peso 83 kilos de oro de 15 quilates y no fue contado– restablece la balanza a favor del botin cajamarquino. Por de pronto, el oro habido en Cajamarca fue mas del doble del que se hubo en el Cuzco. Es la plata la que predomina en este ultimo reparto.
La cuota asignada en el Cuzco a cada soldado tuvo que ser menor, ya que era mayor el numero de participantes. Se hicieron 480 partes, sobre las 168 de Cajamarca, y a cada soldado mle toco, segun unos, 4’000 pesos y 700 marcos de plata. De las pocas cifras dadas por Loredo, se percibe que un soldado comun, como Juan Perez de Tudela, recibio 1’023 marcos de plata de diversa ley. Los de a caballo parecen haber recibido 1’126 pesos de buen oro y 2’553 pesos de oro de 22 1/2 quilates. En el quinto del Rey, se mencionan algunos objetos que no fueron fundidos, como "una mujer de 18 quilates que peso 128 marcos de oro" o sea 29 kilos 440 gramos , lo que, segun Loredo, corresponde a la suma actual de 736’000 soles oro; tambien figura, como en Cajamarca, "una oveja de oro de 18 quilates que peso 5 750 pesos o sea 26 kilos 450 gramos , lo que equivaldria, segun el mismo calculo, a 661’000 soles.
En el quinto hubo 11 mujeres de oro y 4 ovejas o llamas del mismo metal. Pizarro recibio lo que le correspondia "en piezas labradas de indios y en ciertas mujeres de oro". La pieza mas extraordinaria del botin del Cuzco fue, segun el documento glosado por Loredo, una "plancha de oro blanco que no ovo con que pesalla", y que se presume fuera la imagen de la luna arrancada al Templo del Sol.
EL ORO NECROFILO
El oro recogido por los españoles en Cajamarca y el Cuzco, no obstante su caudalosidad, no fue sino una minima parte de la riqueza incaica. "No fue sino muy pequeña parte de lo que de estos tesoros vino en poder de los españoles", afirma el padre Cobo. "La mayor parte de sus riquezas –dice Garcilaso– la hundieron los indios, ocultandola y enterrandola de manera que nunca mas ha parecido". Y Cieza referia que Paullo Inca le dijo en el Cuzco que, "si todo el tesoro de huacas, templos y enterramientos se juntase, lo sacado por los españoles haria tan poca mella, como se haria sacando de una gran vasija de agua una gota della", o de una medida de maiz un puñado de granos.
Los españoles se llevaron el oro de los templos y palacios que los indios no alcanzaron a esconder, pero no vislumbraron la enorme riqueza sepultada en las tumbas. El hombre del Incario se preocupo tanto o mas de la morada eterna que de la provisoria de la vida. En el Peru antiguo hubo mas necropolis que ciudades y estas ciudades estaban plenas de tesoros maravillosos. Los señores y caudillos se enterraban con todo su atuendo de mantas lujosas, vajilla de oro y plata, joyeria de perlas, turquesas y esmeraldas, ollas y cantaros de barro y de oro. Se creia que quien no llevaba mucho a la otra vida, lo pasaria muy pobre y desabridamente. Habia que pagar, como en el mundo clasico europeo, el pasaje a Caron, el barquero de las tinieblas.
Desde el dia siguiente de la conquista surgen las leyendas de tesoros ocultos que alucinan a tesauristas empeñosos y a aventureros de la imaginacion. Tras del resonante desentierro del tesoro del cacique de Chimu y de la huaca de Toledo, crece la fiebre funeraria de los conquistadores vacantes. Se habla de los tesoros enterrados en Pachacamac, del tesoro de Huayna Capac enterrado en el templo del Sol, de los de Curamba y de Vilcas, de los tesoros de doña Maria de Esquivel y de la cacica Catalina Huanca en el cerro del Agustino, veinte veces perforado inutilmente por los huaqueros.
El poder moral de los frailes reacciona contra la profanacion de tumbas y aparece la admonicion de fray Bartolome de las Casas, que defiende los cuerpos y las almas de los indios en De Thesauris qui reperientur in sepulchrum Indorum, y el implacable papel Duda sobre los tesoros de Caxamalca que incita a los encomenderos y dueños de tesoros, minas y heredades, a recibir la ceniza sobre la frente y devolver lo arrebatado a los indios so pretexto de idolatras y enemigos de Dios. Esta proximo el arrepentimiento y la baladronada postuma del testamento de Mancio Serra de Leguisamo y las mandas contritas de Francisco de Fuentes en Trujillo, azuzado por su confesor, para devolver todo el oro manchado con la sangre de Atahualpa. Va llegando la hora prevista por Gomara para los que mataron al Inca, en que, castigados por el tiempo y sus pecados, acaben mal.
Ninguno de los tesoros famosos clamoreados en el siglo XVI aparecio ante sus pesquisadores. No hallaron el tesoro de Huayna Capac el tesorero de Arequipa, ni sus
socios fray Agustin Martinez y Juan Serra de Leguisamo, autorizados por cedulas reales de 1607, 1608 y 1618, para excavar en el templo del Sol en pos de sus ilusos derroteros.
Tampoco pudo nadie llegar a la cumbre nevada del Pachatusan, donde 300 cargas de indios Antis, portadores de oro en polvo y en pepitas, fueron enterrados por orden de Tupac Yupanqui. Ni la plata y el oro sepultados por los indios de Chachapoyas o los de Lampa, que escondieron los caudales que conducian 10 mil llamas y que buscaba aun en la hacienda Urcunimuri, en 1764, un soñador autorizado por el Virrey. Hay una estampa de la epoca que podria iluminarse con la luz dudosa de un candil, en la que un individuo vendado es conducido a una cueva en que el oro esta tirado por los suelos en tinajas, cantaros y alhajas de todo genero, que un cacique generoso pone a su disposicion.
LAS MINAS COLONIALES
Pasado el deslumbramiento de los botines del oro de Cajamarca y del Cuzco y de los entierros famosos, los economistas modernos tratan de enfriar aquella emocion unica.
Garcilaso y Leon Pinelo habian ya reaccionado, enunciando la tesis de que las minas del Peru y el trabajo sistematizado de ellas habian dado a España mas riquezas que las de la conquista. El Inca Garcilaso asegura que todos los años se sacan, para enviarlos a
España, "doce o trece millones de plata y oro y cada millon monta diez veces cien mil ducados ".
En 1595, dice el mismo Inca, entraron por la barra de San Lucar treinta y cinco millones de plata y oro del Peru. Y Leon Pinelo, con los libros del Consejo de Indias en la mano, dice que en el Peru se labraban, a principios del siglo XVII, cien minerales de oro y que en ellos se habian descubierto dos minas de cincuenta varas, de otros metales. Es el momento del apogeo de la plata. Las minas de Potosi dieron de 1545 a 1647, segun Leon Pinelo, 1’674 millones de pesos ensayados de ocho reales. Cada sabado daban 150 o 200 mil pesos, dice el padre Acosta. El padre Cobo escribia hacia 1650: "Hoy se saca cuatro veces mas plata que en la grande estampida de la conquista".
Las minas del Peru y Nuevo Reino dieron, en el mismo lapso, 250’000 000 pesos. La mina de Porco daba un millon cada año, la de Choclococha y Castrovirreyna 900 mil pesos ensayados, la de Cailloma 650 mil y la de Vilcabamba 600 mil. El oro prevalecio, en los primeros años, hasta 1532, en que se descubrieron las primeras minas de plata en Nueva España y, en 1545, las de Potosi. Leon Pinelo calcula que las minas de oro del Peru, Nueva Granada y Nueva España daban al Rey un millon de pesos anuales. Desde la conquista hasta 1650 el oro indiano dio 154 millones de castellanos, o sea 308 millones de pesos de ocho reales, o sea quince mil cuatrocientos quintales de oro de pura ley.
Segun el economista Hamilton, el tesoro dramaticamente obtenido por los conquistadores fue "una bagatela" en comparacion con los productos de las minas posteriores. Hasta el cuarto decenio del siglo XVII, el tesoro de las Indias se vertio en la metropoli con caudal abundancia. La corriente de oro y plata disminuyo considerablemente, pero no ceso por completo.
PLATEROS COLONIALES
El Incario fue, segun Gerbi, la epoca del auge del oro, la Colonia la de la plata y la Republica la del guano. No cabe, en este estudio sobre el oro precolombino, seguir la trayectoria del oro en estas ultimas epocas. En la epoca colonial el oro sigue siendo, sin embargo, como en el Incario, simbolo de majestad y de señorio. Se prodiga principalmente en los retablos barrocos, verdaderas ascuas de oro retorcido y flamigero –"galimatias dorados"–, en los calices y en las custodias cuajadas de pedreria, en las coronas y en las joyas de oro de las virgenes, en tanto que la plata abunda en los frontales, sagrarios y tabernaculos de los altares, los blandones y candeleros, andas y urnas de plata, pebeteros e incensarios, hisopos, azafates, palanganas y bandejas, hacheros y lamparas de los templos.
En los vestidos masculinos predomina el oro en los galones, bordados, trencillas y pasamanerias; abundan las joyas de oro y pedreria, las cadenas y las abotonaduras de
oro, las sillas de filigrana de oro y los estribos y jaeces de oro y plata. Los negros y los zambos usan capas bordadas, sillas de montar de plata, reloj y sortijas de oro, vestidos de tisu, lana y terciopelo.
La indumentaria femenina tambien incide en el amor ceremonial del oro; las mujeres de Lima, segun Frezier, gustan de los encajes de oro, las cintas y los tisus de oro, los brocados y briscados y los adornos extraordinarios de alhajas, pulseras, collares, pendientes o sortijas de oro, perlas y pedrerias. Frezier dice haber visto bellisimas damas que llevaban sobre el cuerpo como 60’000 piastras, o sea 240’000 libras.
Concolorcorvo apunta la riqueza de las camas, con colgaduras de damasco carmesi y galones y flecaduras de oro; y Terralla habla de cortinas imperiales, con catres de dos mil pesos. La vajilla de las casas es, en cambio, casi integramente de plata labrada, que trabaja con originalidad y maestria el gremio de plateros, tradicional en Lima y en el Cuzco, en las calles que llevan sus nombres. Y como es el apogeo de la plata potosina, las calles de la ciudad virreinal se pavimentan para el paso de la procesiones o para la entrada del Virrey con lingotes de plata. Para la entrada del duque de la Palata los comerciantes de Lima alfombraron de barras de plata de 200 marcos, de 15 pulgadas de largo, cinco de ancho y 2 a 3 de espesor, las calles de La Merced y Mercaderes, echando por los suelos una suma que representaban 320 millones de libras. Lima, era, entonces, el nucleo del comercio sudamericano y el deposito de todos los tesoros del Peru.
La decadencia economica del Virreinato a fines del siglo XVIII se produce por la segregacion de Nueva Granada y Buenos Aires y la apertura del comercio por el Rio de
la Plata. Las minas decaen por las sublevaciones de los indios y la inseguridad economica y social. El vendaval revolucionario arrasa con la riqueza privada y la de los templos, cuyos joyeles desaparecen o son fundidos para necesidades de la guerra.
Instaurada la Republica , se pospone la industria minera por falta de capitales. Abandonados minas y lavaderos de oro, la produccion llego al minimo, segun Gerbi, entre 1885 y 1895. El oro se explotaba en las primeras decadas del siglo XX como un subproducto del cobre. Se extraia de los lingotes de cobre que se exportaban de Cerro de Pasco. Hacia 1920 se exportaba un promedio de 840 kilos por año. En 1938 y 1939, reiniciada la extraccion directa del oro, este alcanzo a casi 8’000 kilos y a cuarenta y cincuenta millones de soles. Elevado el precio del oro, revivieron los lavaderos de oro de Carabaya y adquirieron repentino auge las minas de Parcoy y de Buldibuyo, acaparadas por la Northern Peru , las de Nazca, de prestigio precolombino, la de Cotabambas, ruidosamente frustrada, y la de Santo Domingo, de la Inca Mining Company.
EL FATUM DEL ORO
Otras riquezas sustituyen al oro en el siglo XIX, caudillesco y republicano. Como en el Incario o en la Colonia , el Peru volvio a disfrutar de una riqueza facil, corruptora de su disciplina social y politica y extinguible a corto plazo. Como los conquistadores derrocharon el oro indio del botin y lo despilfarraron en el juego, en la rivalidad enconada y sangrienta, en la inercia destructora o en el boato imprevisor y ostentivo, los caudillos republicanos jugaron tambien el destino de la Republica en el tapete verde de las salas de Rocambor, en la estulticia y falta de plan gubernativo, en la guerra civil implacable y anarquizadora, en los derroches presupuestales y suntuarios de la Consolidacion y en la megalomania de los emprestitos y de las obras publicas, mientras en el horizonte se acentuaba una amenaza internacional. Llegamos incluso, en el pais proverbial del oro y la plata, al absurdo paradojal del papel moneda. El guano, decia don Luciano Benjamin Cisneros, ha sido acaso la maldicion del Peru. "Sin esa riqueza facil habriamos sido sobrios, laboriosos y fecundos, en vez de prodigos e imprevisores" . Del guano provinieron, como del oro incaico o la plata virreinal, la fiebre del dinero y la hidropesia de la opulencia burguesa.
Editor:
Lautaro Vilavicencio G.
Cuenca – Ecuador
11 de noviembre del 2007
DEUDA DE EUROPA
Anonimo.
Exposicion del Cacique Waykaypuru Kuwawtemok ante la reunion de Jefes de Estado de la Comunidad Europea.
Con lenguaje simple, que era trasmitido en traduccion simultanea a mas de un centenar de Jefes de Estado y dignatarios de la Comunidad Europea , el Cacique Wayaaypuru Kuawtemok logro inquietar a su audiencia cuando dijo:
"Aqui pues yo, Waykaypuru Kuwawtemok he venido a encontrar a los que celebran el encuentro.
Aqui pues yo, descendiente de los que poblaron la America hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace solo quinientos años.
Aqui pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa.
El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron.
El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraia por Judas, a quien nunca autorice a venderme.
El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses aunque sea vendiendo seres humanos y paises enteros sin pedirles consentimiento.
Yo los voy descubriendo. Tambien yo puedo reclamar pagos y tambien puedo reclamar intereses.
Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de America.
¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque seria pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Septimo Mandamiento.
¿Expoliacion? ¡Guardeme Tonantzin de figurarme que los europeos, como Cain, matan y niegan la sangre de su hermano!
¿Genocidio? Eso seria dar credito a los calumniadores, como Bartolome de las Casas, que califican al encuentro como de destruccion de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilizacion europea se deben a la inundacion de metales preciosos.
¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros prestamos amigables de America, destinados al desarrollo de Europa.
Lo contrario seria presumir la existencia de crimenes de guerra, lo que daria derecho no solo a exigir la devolucion inmediata, sino la indemnizacion por daños y perjuicios.
Yo, Waykaypuru Kuwawtemok, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipotesis.
Tan fabulosa exportacion de capitales no fueron mas que el inicio de un plan ""MARSHALLTESUMA" ", para garantizar la reconstruccion de la barbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del algebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilizacion.
Por eso, despues de celebrar el Quinto Centenario del Emprestito, podremos preguntarnos:
¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional?
Deploramos decir que no. En lo estrategico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en terceros reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN , como en Panama, pero sin canal.
En lo financiero, han sido incapaces, despues de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas liquidas, las materias primas y la energia barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.
Este deplorable cuadro corrobora la afirmacion de Milton Friedman segun la cual una economia subsidiada jamas puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente hemos demorado todos estos siglos en cobrar.
Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a nuestros hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interes, que los hermanos europeos les cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolucion de los metales preciosos adelantados, mas el modico interes fijo del 10 por ciento, acumulado solo durante los ultimos 300 años, con 200 años de gracia.
Sobre esta base, y aplicando la formula europea del interes compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300. Es decir, un numero para cuya expresion total, serian necesarias mas de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta Tierra.
Muy pesadas son esas moles de oro y plata. ¿Cuanto pesarian, calculadas en sangre?
Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese modico interes, seria tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo. Tales cuestiones metafisicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos.
Pero si exigimos la firma de una Carta de Intencion que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatizacion o reconversion de Europa, que les permita entregarnosla entera, como primer pago de la deuda historica... "
Cuando el Cacique Waykaypuru Kuwawtemok dio su conferencia ante la reunion de JEFES DE ESTADO DE LA COMUNIDAD EUROPEA , no sabia que estaba exponiendo una tesis de Derecho Internacional para determinar LA VERDADERA DEUDA EXTERNA.
Ahora solo resta que algun gobierno, latinoamericano tenga el valor suficiente para hacer el reclamo ante los Tribunales Internacionales.
Mas informacion:
lic.ortiz@interrede s.com.ar